"...Quizás sea la lluvia la que a veces me habla, o quizás sea tan solo esa voz que es parte del silencio..."
martes, 14 de diciembre de 2010
TE REGALO EL INVIERNO
Ay! Ay! ¡Mujer, que te regalo el invierno!
Con todas sus hojas pardas, con todo su viento,
sus auroras largas y sus tardes plegadas
con sabor a lluvia clara y chocolate espeso.
Ay! Ay! ¡Mujer, que te regalo el invierno!
llenito de mantas y de calcetines gruesos
- y para los dedos, guantes de lana -
y de los árboles, los espejos de hielo
de cada cruz de nieve que caiga del cielo.
Ay! Ay! ¡Mujer, que te regalo el invierno!
con sus tormentas de agua, de ruido y de fuego;
Con las sombras mudas de los cipreses
y la nostalgia con la que dibujan sus ramas al vuelo.
Con el frío en el camino
y la bufanda enrollada al cuello;
Con toda mi alma…
Ay! Ay! ¡Mujer, que te regalo el invierno!
gm2010
lunes, 6 de diciembre de 2010
ROCA
Más allá de donde se puede ver
y aún más lejos, donde se perdió el camino,
en el sitio exacto que se desgranó la ultima perla
nacida del mar y el olvido.
Donde la lluvia no llega y la tierra es destino
y es la boca una esfera que se cierra
sin voz,
y confunde lo que será y lo que ha sido.
Anacoretas los ojos, son entregados
a las cuevas de las manos
y con la sintaxis con la que el viento declara
a las hojas perpetua guerra,
escribo;
Palabras de agua que brotan del pecho
hablando bajo, sin apenas hacer ruido,
pero que forjan aceros y rompen el sueño
a pedazos,
con el indescifrable idioma de su espacio vacío,
palabras que saben a roca abierta y hierro amargo,
a ciega prosa y verso prohibido,
palabras que solo la tierra convoca;
palabras,
que nunca te he dicho.
Y se guarda el secreto al fondo mi tierra,
repartiendo por igual hielo y fuego,
sangre y vino,
al filo del silencio que la acongoja
y la inquieta,
y el ímpetu ignifugo de su latido.
gm2010
jueves, 2 de diciembre de 2010
SE LE HACE DOLOR EL IDIOMA
Se le desagua el alma de bruces, en palabras de cristal salado
y rabiosas esferas azules,
bordándole el rostro de luces, mientras la voz,
se le acaba ahogando
Se le escurre por las manos la tinta de las venas
listando cruces, llenando vacíos espacios blancos;
Por cada día de ausencia se descarna de esencia;
A cada espera, le caen mil letras a pedazos.
Se le quiebran los huesos allí donde las albas se revisten
del luminoso brillo que recuerda de tus labios.
Se le hace dolor el idioma y la espera permanencia,
y es el tiempo agua de invierno que se le fue congelando.
Los oídos solo oyen silencio y los ojos, de mirar tan lejos,
le olvidaron.
Se le hace dolor el olvido, como en un idioma amargo:
“Si es que en tu boca ya no vivo;
Si tu boca, de mi, se fue olvidando…”
Si no puede escribir lo que tantas veces dijo hablando,
se le hace dolor el idioma en las líneas y los trazos
al esbozar tu nombre altivo;
Que se guarda en cada verso su dolor clavado, en la prosa fierro ardor,
y remacha las palabras con metálico castigo;
Escribir, para el poeta, es el martillo
que golpe a golpe, el espíritu le va forjando.
gm2010
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